martes, 11 de diciembre de 2012

Camus: la necesidad de la desesperación de Cristo

Anton van Dyck. Cristo en la cruz (1627).

   Desde este punto de vista, el Nuevo Testamento puede ser considerado como una tentativa  de responder de antemano a todos los Caínes del mundo, suavizando la figura de Dios y suscitando un intercesor entre Él y el hombre. Cristo ha venido a resolver dos problemas principales, el mal y la muerte, que son precisamente los problemas de los rebeldes. Su solución ha consistido, ante todo, en hacerse cargo de ellos. El dios-hombre sufre así con paciencia. Ni el mal ni la muerte le son ya absolutamente imputables, pues está destrozado y muere. La noche del Gólgota no tiene tanta importancia en la historia de los hombres sino porque en esas tinieblas la divinidad, abandonando ostensiblemente sus privilegios tradicionales, vivió hasta el fin, incluyendo la desesperación, la angustia de la muerte. Se explica así el Lama sabactani y la duda espantosa de Cristo en la agonía. La agonía sería ligera si estuviese sostenida por la esperanza eterna. Para que el dios sea un hombre, es necesario que se desespere.

Albert Camus. El hombre rebelde (1951).

2 comentarios:

  1. Interesante visión del significado de Cristo en la historia.

    Un saludo.

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    1. Sí que es interesante. Lo malo es que podemos inferir que no nos sentiremos verdaderos humanos a menos que experimentemos la desesperación en algún momento de nuestras vidas.

      Saludos.

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