sábado, 9 de febrero de 2013

Epicuro: el placer como ausencia del dolor

Rembrandt. La meditación del filósofo (1632).
   Entonces, cuando afirmamos que el placer es el fin, no nos referimos a los placeres de los disolutos ni a los que se dan en las juergas, como algunos por ignorancia creen o porque no están de acuerdo o interpretan mal, sino a la ausencia del dolor en el cuerpo y de turbación en el alma. Pues ni banquetes ni francachelas continuas, ni juergas con muchachos y mujeres, ni el pescado y todo cuanto puede ofrecer una suntuosa mesa, es lo que hace dulce la vida, sino el cálculo juicioso que investiga los motivos de cada elección o rechazo y elimina las opiniones por las cuales una fuerte agitación se apodera de las almas.

Epicuro. Carta a Meneceo (Siglo III a. C.).

3 comentarios:

  1. Pues no hay mayor placer que ese. La salud del cuerpo o del alma, sobre todo cuando parece fallarnos. Aunque yo lo llamaría de otra manera. Felicidad, quizás.

    Saludos

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    1. La ausencia de dolor en el cuerpo y de turbación en el alma me parece desde ya un logro notable. Tal es mi aspiración.

      Gracias por el comentario. Saludos.

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  2. La de Epicuro es una filosofía cobarde, medrosa. Se tiene tanto miedo al sufrimiento que se sufre con la idea del no-sufrir. Es bastante ridículo.

    Yo rechazo el hedonismo, porque pienso que lo que realmente nos hace mejores, es el sufrimiento. Pero si tuviera que elegir entre hedonismos, preferiría a Aristipo de Cirene, pues, ya puestos, es mejor lanzarse a la búsqueda del placer. Es una filosofía mucho más activa.

    De todas formas, como digo, yo rechazo la búsqueda de placer porque nos vuelve personas cobardes, débiles.

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