jueves, 18 de julio de 2013

Monterroso: los problemas de la fe

William Turner. La caída de una avalancha en los Grisones (1810).
Al principio la Fe movía montañas solo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.
   Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente  le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
   La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.
   Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo en el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de Fe.

Augusto Monterroso. La Fe y las montañas (1969). 

2 comentarios:

  1. Martín, te felicito por tu blog y la escogencia de los textos, como buenos perfumes, pequeños y concentrados en calidad.
    Saludos desde Caracas

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    1. Gracias. Me alegra saber que el blog te resulta interesante.

      Saludos.

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