miércoles, 29 de julio de 2015

Dostoyevski: insensatas palabras de amor

Konstantín Sómov. Amantes (1920).
   —¡El amor ha pasado, Mitia! —siguió diciendo Katia—. Pero estimo el pasado hasta con dolor. Has de saberlo para toda la vida. Pero ahora, por un breve minuto, que sea lo que hubiera podido ser —balbuceó ella con una sonrisa crispada, mirándole otra vez con alegría a los ojos—. Tú ahora quieres a otra, yo también quiero a otro, pero de todos modos a ti te amaré eternamente y tú también a mí, ¿lo sabías? ¿Lo oyes? ¡Ámame, ámame toda tu vida! —exclamó casi con cierto temblor amenazante en la voz.
   —Te amaré y… sabes, Katia —se puso a decir Mitia, tomando aliento a cada palabra—, sabes, te quería a ti hace cinco días, aquella tarde… Cuando te caíste y se te llevaron… ¡Toda la vida! Será así, así será eternamente…
   De este modo se susurraban uno al otro palabras casi insensatas y exaltadas, quizá incluso mentirosas, pero en aquel instante todo era verdad y creían con toda el alma lo que decían.


Fiódor Dostoyevski. Los hermanos Karamázov, epílogo (1880).

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